De la pigmentación de la piel depende su color, independientemente de su exposición al sol. Este color está relacionado con algunas células como los melanocitos que producen una serie de pigmentos de la piel.

Dentro de estos pigmentos encontramos la melanina, que es la encargada de protegernos de los rayos que emite el sol. Se pueden diferenciar dos tipos de melanina:

  • Eumelaninas, que se encuentran en las personas que tienen una piel mate y las protege de los rayos del sol.
  • Feomelaninas, presentes en personas de piel clara o rojiza y que que no protegen contra los rayos del sol y que. Por el contrario, son agresivas para la piel.

La proporción que cada persona tenga de eumelaninas y feomelaninas determinará el color natural de su piel. También el bronceado que se produce como consecuencia de la exposición al sol.

La melanina es la que juega el papel más importante y la que determina en mayor medida el color de la piel. Es decir, de ella depende que hay personas más morenas o más claras.

Otra importante función de la melanina es la de proteger a las personas de los rayos del sol. Sin embargo, esta protección no es suficiente en las personas de piel más claras ni tampoco protege contra el envejecimiento. Por ello, en algunas ocasiones se requiere de fármacos para proteger la piel.

Los rayos del sol potencian la pigmentación de la piel ya que provocan que el organismo humano produzca más melanina. Este incremento de melanina es la que provoca a su vez el bronceado.

Pero hay que tener en cuenta que determinadas exposiciones solares pueden producir desórdenes en la pigmentación de la piel.

Entre estos desórdenes encontramos:

  1. Pecas, que aparecen no tan solo por la acción del sol sino también por herencia genética. Se suelen dar en personas de piel clara.
  2. Pigmentaciones seniles relacionadas con la edad y que se asemejan a las pecas.
  3. Melasma, o manchas oscuras que aparecen en aquellas zonas que están más expuestas al sol. También se detectan durante el embarazo o en mujeres menopáusicas.
  4. Cáncer de piel, que es la manifestación más peligrosa y que se puede combatir si se detecta precozmente.