En nuestro artículo anterior, os contamos los factores que hay que tener en cuenta en el momento de comprar un protector solar. Uno de los factores más importantes son los filtros solares que componen los protectores. A continuación, te descubrimos como actúan los filtros solares físicos y los químicos.

 

Filtros solares físicos o bloqueadores solares

Los filtros solares físicos actúan en la piel como un espejo, reflejando los rayos solares (UVA, UVB) y evitando que estos penetren y alcancen las células de nuestra piel, protegiéndonos de sus efectos nocivos.

Características

Son efectivos desde el momento en que los aplicas, no necesitas esperar para que tu piel esté protegida.

Respetan el medio ambiente, además de bloquear todo el espectro UV, tanto UVA como UVB.

Su textura es blanca y espesa. Por ello, este tipo de protector solar deja una capa sólida sobre la piel que evita que el sol pase absorbiendo los rayos solares… Esta capa visible es el motivo por el que tradicionalmente han sido menos aceptadas en los productos de cosmética.

Una gran ventaja de este tipo de filtro es que es un filtro solar natural y no causa ningún tipo de alergia por lo que es seguro aplicarlo sin preocupaciones.

Este protector es más indicado para los bebés ya que tienen la piel muy fina y frágil, también para las personas que tienen la piel sensible.

Los filtros solares físicos o minerales más utilizados son:

  • Óxido de Zinc
  • Dióxido de Titanio

 

Filtros solares químicos o protectores solares

Los filtros solares químicos son sustancias sintéticas que necesitan ser absorbidos por la piel para que sean efectivos. ¿Cómo actúan? Provocan una reacción química en la epidermis. Esta reacción es la responsable de protegerte de las radiaciones nocivas del sol.

Características

Esta protección solar química comienza a ser efectiva a partir de los 20/30 minutos desde su aplicación. Es decir, existe riesgo de quemadura si no se aplica un rato antes de exponerse al sol.

Pero este no es el mayor peligro que tienen los filtros químicos. Algunos de estos filtros pueden causar dermatitis alérgicas o fotoalérgicas tras exponerse al sol, sobre todo en pieles sensibles y claras y en la piel de los niños.

A diferencia de los filtros físicos, su acabado es totalmente transparente.

Aunque los filtros solares químicos se desaconsejan en pieles sensibles y para bebés y niños, todos los protectores solares (filtros físicos y químicos) pasan controles toxicológicos estrictos. Asimismo, la concentración máxima de químicos que puede incluirse en una crema de protección solar está regulada internacionalmente, por lo que son seguros.