¿QUÉ ES LA DERMATITIS ATÓPICA?

CONSEJOS PRÁCTICOS

La dermatitis atópica es una enfermedad crónica (de larga duración) e inflamatoria de la piel, que suele desarrollarse en las primeras etapas de la infancia. Generalmente va mejorando, o incluso desaparece, a lo largo de los años; aunque en algunos adultos continúa.

Se alternan periodos de remisión (la piel está seca pero no presenta lesiones) con exacerbaciones o brotes (la piel se vuelve más reseca, enrojecida e inflamada y se siente picor). Las zonas de la piel afectada pueden cambiar de color, más claro o más oscuro. Las lesiones pueden infectarse y no responder al tratamiento. Aunque la dermatitis atópica no suele ser una enfermedad grave de por sí, origina una serie de trastornos muy molestos, que afectan a la calidad de vida del paciente y de sus familiares o cuidadores, como prurito (picor), problemas de sueño y alteraciones psicológicas. En los casos severos puede ocasionar incluso absentismo escolar o incapacidad laboral. Existen muchos factores desencadenantes que empeoran la dermatitis atópica; entre los más frecuentes en la vida diaria se incluyen algunos tipos de jabón o geles de baño o diversos alérgenos (polen, polvo, pelo de animales, etc., o la alergia a determinados alimentos), así como las infecciones y el estrés.

Consejos a los pacientes para el manejo de la dermatitis atópica

• Mantener una buena hidratación de la piel y evitar su contacto con sustancias o productos irritantes.

• La ropa no debe ser ajustada y las partes que contactan con la piel deben ser de tejidos suaves. El algodón y los tejidos de lino también son adecuados, mientras que la lana y las fibras sintéticas deben evitarse.

• En los bebés los pañales se deben cambiar en cuanto estén húmedos.

• El calzado debe ser de cuero o tela y estar bien aireado. Las zapatillas deportivas sólo se utilizarán durante el tiempo que se esté haciendo deporte.

• La ropa debe lavarse con detergentes hipoalergénicos. Es preferible usar detergentes líquidos para evitar que queden residuos. Se aclarará bien. La ropa nueva debe lavarse antes de su primer uso.

• Deben evitarse los cambios bruscos de temperatura, y las temperaturas extremas (tanto frío como calor). Podemos usar humidificadores tanto en invierno como en verano, sin abusar, porque el exceso de humedad también es perjudicial.

• Se aconseja el baño o ducha diario corto (5-10 minutos), evitando el agua caliente, con jabones especiales para pieles atópicas, en poca cantidad, y aplicado con la mano en lugar de con esponja. Se secará la piel con toallas de algodón fino, sin frotar, y después se aplicarán productos emolientes (su eficacia aumenta si se aplican cuando la piel está ligeramente húmeda) y, en su caso, el tratamiento tópico recomendado por el médico.

• Aunque existen variaciones individuales, el agua del mar generalmente es beneficiosa, mientras que los productos químicos del agua de las piscinas pueden provocar inflamación y/o prurito en algunos pacientes. Inmediatamente después de bañarse en el mar o la piscina, debe eliminarse la sal o cloro con agua corriente y aplicar un producto hidratante.

• Se debe evitar el estrés y la práctica de ejercicios intensos, porque pueden contribuir como factores desencadenantes de los brotes, así como aumentar el picor.

Mantener las uñas cortas y limpias disminuye los daños por el rascado y la infección.

• En general, no hay restricciones en la dieta: ningún alimento está contraindicado. No obstante, se deben tener precauciones con ciertos alimentos. Los alimentos ácidos(cítricos, tomate, etc.), que pueden irritar la piel de los pacientes con dermatitis atópica al ingerirlos o manipularlos. Las fresas, marisco, etc. contienen histamina, o pueden liberar esta sustancia, sobre todo si se consumen en grandes cantidades, pudiendo desencadenar prurito. Es conveniente no ingerir salazones, picantes y alimentos con muchas especias. Los pacientes que noten empeoramiento con algún alimento deben consultar a su médico.